En la madrugada de este sábado, por arte de magia (y por nuestra pericia con las manecillas), tendremos una hora más para dormir o para disfrutar de la noche, quien pueda...
Cada año en nuestro país cambiamos dos veces la hora de nuestros relojes: una en primavera para adaptarnos al horario de verano y otra en otoño para prepararnos para el invierno. Lo que tal vez no sepas es que este cambio es relativamente reciente: la medida se institucionalizó en 1974 tras la gran crisis del petróleo, cuando algunos países, entre los que se encontraba España, decidieron adelantar sus relojes en primavera y retrasarlos en otoño para aprovechar mejor la luz del sol y gastar menos electricidad en iluminación.
Aquí reside el principal argumento para defender que el próximo domingo 30 de octubre vivamos un día de 25 horas: el ahorro energético. Pero hay también quien está radicalmente en contra de este cambio. Te exponemos los principales argumentos de uno y otro bando.
Argumentos a favor del cambio horario
- Ahorro energético: Al adelantar la hora del amanecer, se aprovecha mejor la luz natural al hacer coincidir el día con el horario laboral. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el ahorro estimado de energía en los cambios de hora sería del 5%.
- Ahorro económico. Según el propio IDAE, este ahorro energético se traduciría en 300 millones de euros menos de gasto energético.
- Coincidencia con los países del entorno, ya que los países de nuestro entorno europeo realizan también el cambio horario.
- Nuestro organismo también lo agradecerá: los defensores del cambio horario argumentan que, al anochecer antes con el cambio horario, hay menos horas de luz y se segrega más melatonina, algo que nos ayudará a conciliar el sueño.
Argumentos en contra del cambio horario
- El ahorro energético y económico es insignificante, sobre todo en un país como España, con unos horarios laborales muy amplios y con jornadas laborales que se prolongan mas allá de las 17:00 o 18:00 como en muchos países europeos. De hecho, según algunos estudios, el consumo que se puede llegar a ahorrar por las mañanas, se desperdicia por las tardes.
- Menor productividad. Según algunos estudios, el que hecho de que anochezca antes provoca cambios conductuales en las personas que prolongan su jornada laboral después del ocaso, como fatiga, o falta de concentración lo que incide en el rendimiento laboral y, por tanto, la producción.
- Nuestra salud se resiente: los cambios horarios provocan, sobre todo en niños y ancianos, cambios en los hábitos que, a pesar de que son transitorios, pueden prolongarse durante días e incluso semanas. Además, al disfrutar menos la luz del sol, físicamente pueden producirse trastornos digestivos e incluso un estudio del año 2008 describía un nexo de unión entre este movimiento y el aumento en los infartos en los días posteriores.
Y tú, ¿estás a favor o en contra del cambio horario?